El propósito de la muestra fue interpretar libremente, mediante diversas técnicas, las poesías de Mario Benedetti, Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, Rosario Castellanos, Konstantino Kavafis, Dulce María Loynaz, Carmen Martín Gaite, Cesare Pavese, Fernando Pessoa, Jacques Prévert y María Elena Walsh.
Esta exposición se exhibió también, entre abril y octubre de 2004, en la Casa de Cultura "Giralt Laporta" de Valdemorillo (Madrid), en la Biblioteca Municipal de Tres Cantos (Madrid), en la Biblioteca Municipal "Pedro Antonio de Alarcón" de San Lorenzo del Escorial (Madrid) y en la Casa de Cultura de San Lorenzo del Escorial (Madrid).
VICEVERSA
Mario Benedetti (Uruguay, 1920)
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizás más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

"Viceversa"
María Rosa del Casar
tinta sobre papel
HASTA MAÑANA
Mario Benedetti (Uruguay, 1920)
Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte, que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño
que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido
por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?
Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.

"Hasta mañana"
María Rosa del Casar
tinta y lápiz de color sobre papel
NO TE SALVES
Mario Benedetti (Uruguay, 1920)
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

"No te salves"
María Rosa del Casar
tinta, pastel y lápiz de color sobre papel
CURRÍCULO
Mario Benedetti (Uruguay, 1920)
El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente
usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío
entonces
usted muere.

"Currículo"
María Rosa del Casar
tinta y lápiz de color sobre papel
EVERNESS
Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)
Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria
y cifra en Su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.
Ya todo está. Los miles de reflejos
que entre los dos crepúsculos del día
tu rostro fue dejando en los espejos
y los que irá dejando todavía.
Y todo es una parte del diverso
cristal de la memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores
y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
verás los Arquetipos y Esplendores.

"Everness"
Mario Fournier
óleo sobre lienzo
EL CAMBIO DE RUEDA
Bertolt Brecht (Alemania, 1898-1956)
Estoy sentado al borde de la carretera
el conductor cambia la rueda.
No me gusta el lugar de donde vengo.
No me gusta el lugar adonde voy.
¿Por qué miro el cambio de rueda
con impaciencia?

"El cambio de rueda"
Pedro Carchenilla
tinta sobre papel
LOA DE LA DIALÉCTICA
Bertolt Brecht (Alemania, 1898-1956)
Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza: "Todo seguirá igual".
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación: "Ahora es cuando empiezo".
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
"Jamás se logrará lo que queremos".
Quien aún esté vivo no diga "jamás".
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan,
hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir "jamás"?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquel que está abatido!
¡Aquel que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.

"Loa de la dialéctica"
Pedro Carchenilla
tinta y lápiz de color sobre papel
PREGUNTAS DE UN OBRERO ANTE UN LIBRO
Bertolt Brecht (Alemania, 1898-1956)
Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla China,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la venció, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?
Una pregunta para cada historia.

"Preguntas de un obrero ante un libro"
Pedro Carchenilla
tinta y lápiz de color sobre papel
LAS MULETAS
Bertolt Brecht (Alemania, 1898-1956)
Durante siete años no pude dar un paso.
Cuando fui al gran médico,
me preguntó: "¿Por qué llevas muletas?"
Y yo le dije: "Porque estoy tullido".
"No es extraño", me dijo.
"Prueba a caminar. Son esos trastos
los que te impiden andar.
¡Anda, atrévete, arrástrate a cuatro patas!"
Riendo como un monstruo,
me quitó mis hermosas muletas,
las rompió en mis espaldas y, sin dejar de reír,
las arrojó al fuego.
Ahora estoy curado. Ando.
Me curó una carcajada.
Tan sólo a veces, cuando veo palos,
camino peor por unas horas.

"Las muletas"
Pedro Carchenilla
escultura - técnica mixta
AMOR
Rosario Castellanos (México, 1925-1974)
El que se va se lleva su memoria,
su modo de ser río, de ser aire,
de ser adiós y nunca.
Hasta que un día otro lo para, lo detiene
y lo reduce a voz, a piel, a superficie
ofrecida, entregada, mientras dentro de sí
la oculta soledad aguarda y tiembla.

"Amor"
Mario Fournier
tinta sobre papel

"Amor"
Carmen Merino
óleo sobre lienzo
EL SOL DE LA TARDE
Konstantino Kavafis (Alejandría, 1863-1933)
Esta habitación, qué bien la conozco.
Han alquilado ahora este cuarto y el de al lado
para oficinas. Toda la casa ha sido
devorada por oficinas, y comercios, y Compañías.
Oh qué familiar es esta habitación.
Una vez aquí junto a la puerta hubo un sofá,
y delante de él una pequeña alfombra turca;
y luego el anaquel con dos floreros amarillos.
Y a la derecha; no, frente a ellos, un armario de espejo.
Y aquí, en el centro, la mesa donde él se sentaba a escribir
y alrededor de ella tres sillas de mimbre.
Y junto a la ventana el lecho
en que tan a menudo nos amábamos.
Aquellos viejos muebles deben andar por alguna parte.
Y junto a la ventana el lecho;
el sol de la tarde llegaba hasta el centro de la cama.
...A las cuatro de una tarde nos separamos,
por una semana solamente... Jamás
pensé que duraría para siempre.

"El sol de la tarde"
Pilar Rodríguez Fernández
tinta sobre papel
LA CIUDAD
Konstantino Kavafis (Alejandría, 1863-1933)
Dices "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere en mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques
-no la hay-,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

"La ciudad"
Pilar Rodríguez Fernández
técnica mixta
MURALLAS
Konstantino Kavafis (Alejandría, 1863-1933)
Sin consideración, sin piedad, sin pudor
en torno mío han levantado altas y sólidas murallas.
Y ahora permanezco aquí en mi soledad.
Meditando en mi destino: la suerte roe mi espíritu:
tanto como tenía que hacer.
Cómo no advertí que levantaban esos muros.
No escuché trabajar a los obreros ni sus voces.
Silenciosamente me tapiaron el mundo.

"Murallas"
Pilar Rodríguez Fernández
técnica mixta
ÍTACA
Konstantino Kavafis (Alejandría, 1863-1933)
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones y a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.

"Ítaca"
Pilar Rodríguez Fernández
vidriera
POEMA LX
Dulce María Loynaz (Cuba, 1903-1997)
De las veinticuatro horas del día, siempre te dejo una
para que puedas irte, si lo quieres.
Si me das veintitrés horas de cada día tuyo, bien puedes
conservar una sola para pensar en ella, si están las otras
veintitrés bien empleadas.
Esa es la hora tuya, y de tal modo la respeto, que casi
me privo de respirar, a fin de que ni mi aliento te turbe o
te desvíe.
Es la hora en que yo me borro a mí misma, en que yo
me sujeto el corazón y me vuelvo de espaldas a tu tiempo,
de cara a la pared, para esperar, trémula, ansiosa, esa hora
que dura todo un siglo...
Cuando ella pasa vuelvo a abrir los ojos, y, viéndote a
mi lado todavía, te saludo entonces sin gestos, sin palabras,
como un nuevo milagro, para mí sola florecido.
Es un milagro que se hace todos los días sin gastarse,
sin que la angustia deje de ser angustia, ni la alegría deje
de ser maravillosa, pura, estrenada alegría.

"Poema LX"
Mario Fournier
óleo sobre lienzo
DONDE ACABA EL AMOR
Cuando llegas al muro
donde acaba el amorya no hay escapatoria.
repitiendo "ya no hay escapatoria",
desafiando los cristales rotos
clavados en su cumbre;
y se dejó caer al otro lado
con las manos heridas.
y se lamió la sangre,
"Ya no hay escapatoria"
susurraba anhelante.sin mirar hacia atrás,
por la llanura estática,
plana, infinita y yerma.
"Donde acaba el amor"
Mercedes Ballesteros Fernández
óleo sobre lienzo
¿ERA POR AQUÍ?
Carmen Martín Gaite (España, 1925-2000)¿Era por aquí?
¿O he perdido el camino?
Casi llego a lo alto de la cima
y aún la vislumbro un poco,
si vuelvo la cabeza,
serpeando allá abajo,
la veredita aquella
orlada de manzanos.
Tal vez era la mía.
Y las voces de antaño
me despiertan.
Sopla un viento muy frío,
noto un poco de vértigo
y tengo que seguir
subiendo como pueda,
sin mirar para atrás.
Ya casi estoy llegando
a lo alto de la cima,
y me pregunto si era por aquí.
"¿Era por aquí?
Mercedes Ballesteros Fernández
tinta y lápiz de color sobre papel
CALLEJÓN SIN SALIDA
Carmen Martín Gaite (España, 1925-2000)
Ya sé que no hay salida,
pero dejad que siga por aquí.
No me pidáis que vuelva.
Se han clavado mis ojos y mi carne,
y no puedo volver.
Y no quiero volver.
Ya no me gritéis más que no hay salida
creyendo que no oigo,
que no entiendo.
Vuestras voces tropiezan en mi costra
y se caen como cáscaras
y las piso al andar.
Avanzo alegre y sola
en la exacta mañana
por el camino mío que he encontrado
aunque no haya salida.
"Callejón sin salida"
óleo sobre lienzo
NOMBRE ESCONDIDO
Carmen Martín Gaite (España, 1925-2000)
No le digas mi nombre
-nunca no-
a los demás.
Yo te cambio mis ojos por mi nombre,
pues se echan a vivir y a tener luz
desde que tú me llamas.
Luego, cuando te vayas,
no dejes ahí tiradas las fichas de mi nombre,
recógelo, llévatelo contigo.
Haz con él lo que quieras:
conviértelo en colores,
en conjuro, en hoguera,
mételo en tus retortas,
písalo en tu lagar,
sácale vino y miel,
fermento y alegría.
Y el fruto de esa alquimia
dáselo a los demás a manos llenas;
que circule, en mi nombre,
entre cuantos te vean y te hablen.
Pero mi nombre, no.
Guárdalo tú mi nombre,
dilo a oscuras,
que sólo para ti deja de ser opaco.
"Nombre escondido"
Mercedes Ballesteros Fernández
vidriera
CANCIÓN
Cesare Pavese (Italia, 1908-1950)
Están ligadas las nubes a la tierra y al viento.
Mientras haya nubes sobre Turín
será bella la vida. Levanto la cabeza
y se desenvuelve un gran juego allá arriba bajo el sol.
Durísimas masas blancas y allí circula el viento
todo azul -a veces las deshace-
convirtiéndolas en grandes mantos impregnados de luz.
Sobre los techos, a millares las nubes blancas
lo cubren todo, el gentío, las piedras y el estruendo.
Muchas veces al levantarme he visto las nubes
transparentarse en el agua límpida de un barreño.
También los árboles unen el cielo con la tierra.
Las ciudades inmensas semejan selvas
donde el cielo aparece alto, alto, entre las calles.
Como los árboles vivos sobre el Po, en los torrentes,
así viven montones de casas al sol.
También sufren y mueren los árboles bajo las nubes,
el hombre sangra y muere -pero canta el gozo-
entre tierra y cielo, la gran maravilla
de ciudades y selvas. Mañana tendré tiempo
de ciudades y selvas. Mañana tendré tiempo
para encerrarme y apretar los dientes. Ahora toda la vida
son las nubes, las plantas y las calles, perdidas en el cielo.
"Canción"
tinta sobre papel
"Canción"
óleo sobre lienzo
LA CASA
Cesare Pavese (Italia, 1908-1950)
El hombre solo escucha la voz apacible
con la mirada entornada, como si una respiración
alentase sobre su rostro, una respiración amistosa
que resurge, increíble, del tiempo ya ido.
El hombre solo escucha la antigua voz
que sus padres oyeron, en tiempos, clara
y recogida, una voz que, como el verde
de los estanques y de los cerros, se oscurece al anochecer.
El hombre solo conoce una voz de sombra,
acariciante, que fluye en los sosegados tonos
de un secreto manantial: la bebe, absorto,
con los ojos cerrados, y no parece que la tenga a su lado.
Es la voz que, un día, detuvo al padre
de su padre y a todos los de su estirpe muerta.
Una voz de mujer que suena, secreta,
en el umbral de la casa, cuando caen las sombras.

"La casa"
Rosa García Arcicollar
tinta y lápiz de color sobre papel
VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS
Cesare Pavese (Italia, 1908-1950)
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos,
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas sola ante el espejo.
¡Oh querida esperanza,
también nosotros aquel día
sabremos que eres la vida y la nada!
La muerte tiene una mirada para todos.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como ver que emerge de nuevo
un rostro muerto en el espejo,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos al remolino, mudos.


"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos"
Rosa García Arcicollar
óleo sobre lienzo
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía XXV
Pasa una mariposa por delante de mí
y, por primera vez en el Universo, me doy cuenta
de que las mariposas no tienen color ni movimiento,
así como las flores no tienen ni perfume ni color.
El color es quien tiene color en las alas de la mariposa,
en el movimiento de la mariposa, el movimiento es quien se mueve.
El perfume es quien tiene perfume en el perfume de la flor.
La mariposa es sólo mariposa,
y la flor sólo flor.

"El guardador de rebaños" Poesía XXV
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía VI
Desde mi aldea veo cuanto del Universo se puede contemplar desde la tierra...
Por eso es mi aldea tan grande como cualquier otra tierra,
porque soy del tamaño de lo que veo
y no del tamaño de mi estatura...
En las ciudades, la vida es más pequeña
que aquí en mi casa en lo alto de este otero.
En la ciudad, las casas grandes encierran bajo llave a la mirada,
esconden el horizonte, empujan a nuestra mirada lejos de todo el cielo,
nos vuelven pequeños porque nos quitan lo que pueden darnos nuestros ojos,
y nos vuelven pobres porque nuestra única riqueza es ver.

"El guardador de rebaños" Poesía VI
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía VII
Soy un guardador de rebaños.
El rebaño es mis pensamientos
y todos mis pensamientos son sensaciones.
Pienso con los ojos y con los oídos
y con las manos y los pies
y con la nariz y la boca.
Pensar una flor es verla y olerla
y comerse una fruta es conocer su sentido.
Por eso cuando, en un día de calor,
me siento triste de disfrutarlo tanto,
y me acuesto estirado en la hierba,
y cierro los ojos calientes,
siento a todo mi cuerpo acostado en la realidad,
sé la verdad y soy feliz.

"El guardador de rebaños" Poesía VII
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía II
Mi mirada es nítida como un girasol.
Tengo la costumbre de ir por los caminos
mirando a la derecha y a la izquierda,
y de vez en cuando miro atrás...
Y lo que veo a cada instante
es lo que nunca había visto antes,
y me doy cuenta muy bien de ello...
Sé sentir el pasmo esencial
que siente un niño si, al nacer,
de veras reparase en que nacía...
Me siento nacido a cada instante
a la eterna novedad del Mundo...
Creo en el mundo como en una margarita
porque lo veo. Pero no pienso en él
porque pensar es no comprender...
El mundo no se ha hecho para que pensemos en él
(pensar es estar enfermo de los ojos),
sino para que lo miremos y estemos de acuerdo...
Yo no tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la naturaleza, no es porque sepa lo que es,
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe por qué ama, ni lo que es amar...
Amar es la eterna inocencia,
y la única inocencia es no pensar...
Poesía XVII
A veces, en días de luz perfecta y exacta,
en que las cosas tienen cuanta realidad pueden tener,
me pregunto a mí mismo despacio
por qué siquiera atribuyo
belleza a las cosas.
¿Una flor tiene acaso belleza?
¿Tiene acaso belleza una fruta?
No: tienen color y forma
y tan sólo existencia.
La belleza es el nombre de algo que no existe
que yo doy a las cosas a cambio del placer que me producen.
No significa nada.
Entonces ¿por qué digo de las cosas: son bellas?
Sí, incluso a mí, que vivo sólo de vivir,
invisibles, vienen a hablarme las mentiras de los hombres ante las cosas,
ante las cosas que simplemente existen.
¡Qué difícil es ser consecuente y no ver sino lo visible!

"El guardador de rebaños" Poesías II y XVII
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
"Para ti mi amor"
Rubén Pecorari
acuarela sobre papel
"Desayuno"
Rubén Pecorari
óleo sobre lienzo
"Familiar"
Rubén Pecorari
técnica mixta
En una cajita de fósforos
"En una cajita de fósforos"
Rubén Pecorari
escultura - técnica mixta
.
Cesare Pavese (Italia, 1908-1950)
El hombre solo escucha la voz apacible
con la mirada entornada, como si una respiración
alentase sobre su rostro, una respiración amistosa
que resurge, increíble, del tiempo ya ido.
El hombre solo escucha la antigua voz
que sus padres oyeron, en tiempos, clara
y recogida, una voz que, como el verde
de los estanques y de los cerros, se oscurece al anochecer.
El hombre solo conoce una voz de sombra,
acariciante, que fluye en los sosegados tonos
de un secreto manantial: la bebe, absorto,
con los ojos cerrados, y no parece que la tenga a su lado.
Es la voz que, un día, detuvo al padre
de su padre y a todos los de su estirpe muerta.
Una voz de mujer que suena, secreta,
en el umbral de la casa, cuando caen las sombras.

"La casa"
Rosa García Arcicollar
tinta y lápiz de color sobre papel
VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS
Cesare Pavese (Italia, 1908-1950)
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos,
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas sola ante el espejo.
¡Oh querida esperanza,
también nosotros aquel día
sabremos que eres la vida y la nada!
La muerte tiene una mirada para todos.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como ver que emerge de nuevo
un rostro muerto en el espejo,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos al remolino, mudos.


"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos"
Rosa García Arcicollar
óleo sobre lienzo
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía XXV
Pasa una mariposa por delante de mí
y, por primera vez en el Universo, me doy cuenta
de que las mariposas no tienen color ni movimiento,
así como las flores no tienen ni perfume ni color.
El color es quien tiene color en las alas de la mariposa,
en el movimiento de la mariposa, el movimiento es quien se mueve.
El perfume es quien tiene perfume en el perfume de la flor.
La mariposa es sólo mariposa,
y la flor sólo flor.

"El guardador de rebaños" Poesía XXV
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía VI
Desde mi aldea veo cuanto del Universo se puede contemplar desde la tierra...
Por eso es mi aldea tan grande como cualquier otra tierra,
porque soy del tamaño de lo que veo
y no del tamaño de mi estatura...
En las ciudades, la vida es más pequeña
que aquí en mi casa en lo alto de este otero.
En la ciudad, las casas grandes encierran bajo llave a la mirada,
esconden el horizonte, empujan a nuestra mirada lejos de todo el cielo,
nos vuelven pequeños porque nos quitan lo que pueden darnos nuestros ojos,
y nos vuelven pobres porque nuestra única riqueza es ver.

"El guardador de rebaños" Poesía VI
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía VII
Soy un guardador de rebaños.
El rebaño es mis pensamientos
y todos mis pensamientos son sensaciones.
Pienso con los ojos y con los oídos
y con las manos y los pies
y con la nariz y la boca.
Pensar una flor es verla y olerla
y comerse una fruta es conocer su sentido.
Por eso cuando, en un día de calor,
me siento triste de disfrutarlo tanto,
y me acuesto estirado en la hierba,
y cierro los ojos calientes,
siento a todo mi cuerpo acostado en la realidad,
sé la verdad y soy feliz.

"El guardador de rebaños" Poesía VII
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
EL GUARDADOR DE REBAÑOS
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1936)
Poesía II
Mi mirada es nítida como un girasol.
Tengo la costumbre de ir por los caminos
mirando a la derecha y a la izquierda,
y de vez en cuando miro atrás...
Y lo que veo a cada instante
es lo que nunca había visto antes,
y me doy cuenta muy bien de ello...
Sé sentir el pasmo esencial
que siente un niño si, al nacer,
de veras reparase en que nacía...
Me siento nacido a cada instante
a la eterna novedad del Mundo...
Creo en el mundo como en una margarita
porque lo veo. Pero no pienso en él
porque pensar es no comprender...
El mundo no se ha hecho para que pensemos en él
(pensar es estar enfermo de los ojos),
sino para que lo miremos y estemos de acuerdo...
Yo no tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la naturaleza, no es porque sepa lo que es,
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe por qué ama, ni lo que es amar...
Amar es la eterna inocencia,
y la única inocencia es no pensar...
Poesía XVII
A veces, en días de luz perfecta y exacta,
en que las cosas tienen cuanta realidad pueden tener,
me pregunto a mí mismo despacio
por qué siquiera atribuyo
belleza a las cosas.
¿Una flor tiene acaso belleza?
¿Tiene acaso belleza una fruta?
No: tienen color y forma
y tan sólo existencia.
La belleza es el nombre de algo que no existe
que yo doy a las cosas a cambio del placer que me producen.
No significa nada.
Entonces ¿por qué digo de las cosas: son bellas?
Sí, incluso a mí, que vivo sólo de vivir,
invisibles, vienen a hablarme las mentiras de los hombres ante las cosas,
ante las cosas que simplemente existen.
¡Qué difícil es ser consecuente y no ver sino lo visible!

"El guardador de rebaños" Poesías II y XVII
María del Mar García-Largo
acuarela sobre papel
PARA TI MI AMOR
Jacques Prévert (Francia, 1900-1977)
He ido al mercado de pájaros
Y he comprado pájaros
Para ti
mi amor.
He ido al mercado de flores
Y he comprado flores
Para ti
mi amor.
He ido al mercado de chatarra
Y he comprado cadenas
Pesadas cadenasY he comprado cadenas
Para ti
mi amor.
mi amor.
Y después he ido al mercado de esclavos
Y te he buscado
Pero no te he encontrado
mi amor.
"Para ti mi amor"
Rubén Pecorari
acuarela sobre papel
DESAYUNO
Jacques Prévert (Francia, 1900-1977)
Él ha puesto el café
En la taza
Él ha puesto la leche
En la taza de café
Él ha puesto el azúcar
En el café con leche
Con la cucharilla
Él lo ha revuelto
Él ha bebido el café con leche
Y él ha apoyado la taza
Sin hablarme
Él ha encendido
Un cigarrillo
Él ha hecho círculos
Con el humo
Él ha puesto las cenizas
En el cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Él se ha levantado
Él se ha puesto
Su sombrero sobre su cabeza
Él se ha puesto
Su gabardina
Porque llueve
Y él ha partido
Bajo la lluvia
Sin una palabra
Sin mirarme
Y yo he tomado
Mi cabeza con mi mano
Y he llorado.
"Desayuno"
Rubén Pecorari
óleo sobre lienzo
FAMILIAR
Jacques Prévert (Francia, 1900-1977)
La madre hace punto
El hijo hace la guerra
Ella encuentra todo eso natural la madre
¿Y el padre qué es lo que hace el padre?
Él hace negocios
Su mujer hace punto
Su hijo la guerra
Él negocios
Él encuentra todo eso natural el padre
Y el hijo y el hijo
¿Qué es lo que él encuentra el hijo?
Él no encuentra nada absolutamente nada el hijo
El hijo su madre hace punto su padre negocios él la guerra
Cuando termine la guerra él hará
Él hará negocios con su padre
La guerra continúa la madre continúa ella teje
El padre continúa él hace negocios
El hijo es matado él no continúa más
El padre y la madre van al cementerio
Ellos encuentran eso natural el padre y la madre
La vida continúa la vida con el punto la guerra los negocios
Los negocios la guerra el punto la guerra
Los negocios los negocios y los negocios
La vida con el cementerio.
"Familiar"
Rubén Pecorari
técnica mixta
EN UNA CAJITA DE FÓSFOROS
María Elena Walsh (Argentina, 1930)En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol, por ejemplo,
(Pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra).
si no, se lo come la sombra).
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte, la ve.
Es claro que ya no me sirve.
Es cierto que está muy gastada.Lo sé, pero qué voy a hacer,
tirarla me da mucha lástima.
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros.
"Basuras", dirán, "Cachivaches"
"No sé por qué juntan todo esto".
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.
Las cosas no tienen mamá.
"En una cajita de fósforos"
Rubén Pecorari
escultura - técnica mixta
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