Selección de obras 1992-2020 - Primera Parte


Escuela Municipal de Arte de Fuensalida
Selección de obras 1992-2020
Primera Parte 
1992 - 2000
del 10 de marzo al 5 de abril de 2020
Casa de la Cultura de Fuensalida (Toledo)


Esta exposición estaba abierta hasta el domingo 5 de abril.

Sólo se pudo ver del 10 al 13 de marzo, fecha en la que se decretó el cierre de los espacios culturales públicos y privados por causa de la pandemia del COVID-19.

La exposición permanece en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura, que continúa cerrada hasta nuevo aviso. 

La Casa de Cultura de Fuensalida reabrió la sala de exposiciones el pasado 18 de mayo. Se puede visitar la exposición hasta el próximo 30 de junio, sólo por la mañana de 9:00 a 14:00 horas, de lunes a viernes.





La Escuela Municipal de Arte de Fuensalida presenta, entre los meses de marzo y junio, una serie de tres exposiciones con una selección de los trabajos realizados por los alumnos entre los años 1992 y 2020.

Dibujos, acuarelas, pasteles, témperas, óleos, técnicas mixtas o collages nos brindan un amplio y variado panorama de algunas de sus múltiples obras, representativas de los últimos veintiocho años de creatividad artística.




Cartel de la exposición




Sala de exposiciones











 Alejandro Saldaña - óleo sobre lienzo.




 Alejandro Saldaña - óleo sobre lienzo.




 José Luis Nombela Gómez - óleo sobre lienzo.




 José Luis Nombela Gómez - óleo sobre lienzo.




 José Luis Nombela Gómez - óleo sobre lienzo.




 María Rosa del Casar Díaz - lápiz de color sobre papel.




  María Rosa del Casar Díaz - tinta y lápiz de color sobre papel.




  María Rosa del Casar Díaz - tinta y lápiz de color sobre papel.




 Cocha Mora Villapalos - óleo sobre lienzo.




 Cocha Mora Villapalos - óleo sobre lienzo.




 Mercedes Ballesteros Fernández - óleo sobre lienzo.




 Mercedes Ballesteros Fernández - óleo sobre lienzo.




 Pilar Rodríguez Fernández - óleo sobre lienzo.




 Pilar Rodríguez Fernández - óleo sobre lienzo.




 Verónica Sánchez-Heredero Raso - óleo sobre lienzo.




 Verónica Sánchez-Heredero Raso - óleo sobre lienzo.




 Lorena Gómez Álvarez - óleo sobre lienzo.




 Lorena Gómez Álvarez - óleo sobre lienzo.




 Lorena Gómez Álvarez - óleo sobre lienzo.




 Raúl Álvarez Silva - óleo sobre lienzo.




 Raúl Álvarez Silva - óleo sobre lienzo.




 Raúl Álvarez Silva - óleo sobre lienzo.




 María del Mar García-Largo - lápiz de color sobre papel.




 María del Mar García-Largo - acuarela sobre papel.




 Pedro Carchenilla Gómez - óleo sobre lienzo.




 Pedro Carchenilla Gómez - óleo sobre lienzo.




 Pedro Carchenilla Gómez - óleo sobre lienzo.



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3 comentarios:

  1. Pilar rodríguez Fernández13 abril, 2020

    Alejandro Saldaña es explosión de color, de texturas, de formas. Es un grito, movimiento continuo en espacios saturados, complejos, construidos a base de elementos simples nacidos de líneas que se elongan, se quiebran o se curvan a merced de un lápiz apasionado. Libertad sin límites que esconde rabia transgresora teñida de color violento. Un resultado complejo de difícil lectura. Velocidad sin límites, pasión desenfrenada, ímpetu, actividad imparable.

    Con José Luis Nombela nos adentramos en paisajes surreales, inquietantes, resueltos con una técnica impecable, narrando historias que quizá pertenezcan al mundo de los sueños, o sean solo parte de su imaginación. Elementos que se retuercen sobre sí mismos, que invaden incisivamente otros espacios del entorno sorteando peligros y muerte. Entornos desolados que, a pesar de su silencio, o quizá por él mantienen un permanente tono de amenaza.

    María Rosa del Casar elige la técnica del dibujo con tinta y lápiz de color para elaborar escenas irreales en las que se intuyen torres, montes, campos que simulan pedacitos de papel que se pliegan y despliegan, se abren a la vida, se elevan y también a veces se quiebran y caen lentamente, porque una fuerza superior impide su crecimiento. En otras ocasiones las formas nacen dolientes o son ahogadas en el inocente fervor de los abrazos. Elementos ingrávidos siempre que gracias al uso de una técnica y color sutiles se precipitan con levedad en las simas de la tierra o anhelan alcanzar la infinitud del cielo.

    Valores medios, espacios abiertos solitarios, despojados de toda ornamentación superflua. Dos obras muy distintas en el espacio que recrean son los cuadros de Concha Mora. Uno un exterior frío y desolado sin aparente salida; el otro un interior de tonos levemente más cálidos donde el autorretrato es protagonista tanto dentro como fuera ya que el propio bastidor pudiera funcionar igualmente de formato pictórico tanto como de marco de la propia ventana. Ambos trasmiten en su mutismo cierta frialdad.

    El nexo de unión entre las dos obras de Mercedes Ballesteros es indudablemente el elemento vegetal pero describiendo dos mundos antagónicos y complementarios a la vez. Valores grises frente a valores cromáticos, un mundo quebradizo, decadente se yergue en un horizonte lejano, vacío, abisal trasmitiendo con honda tristeza el paso del tiempo o el abandono, del que no parece haber retorno. La segunda obra es vital, armónica, activa. Proyecta luz y optimismo. El primer plano en el que la sitúa sin más fondo que un pedazo de azul parece trasmitirnos que es ella en sí misma toda la vida y todo el color y que es esto lo que realmente importa.

    Los automatismos de Pilar Rodríguez flotan en el aire transparentes, atravesando paisajes que son únicamente un espacio orientativo sobre el que asentar unas figuras que no son, no existen pero que buscan su propia libertad. Derrotas, vacíos, anhelos se unen en una suerte de abrazo y las detienen. Imágenes que simbolizan personajes que se necesitan juntos pero de los cuales quieren “separarse” para intentar caminos de independencia.

    Pilar Rodríguez Fernández

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  2. Pilar rodríguez Fernández13 abril, 2020

    Los bodegones de Verónica Sánchez, de elementos sencillos en número, se nos presentan barrocos en la luz y en la repetición de claroscuros que componen lienzos de tela que se doblan una y otra vez como en continuo oleaje. La textura rugosa de las hortalizas que elige dibujar aporta esa misma abundancia y movimiento típicamente barrocos. Una, entonces, muy joven y talentosa pintora, juega con la línea y el color de una manera muy personal resolviendo la composición con una técnica extraordinaria.

    Lorena Gómez recrea un mismo espacio, otrora cotidiano, desde tres ángulos distintos en los que está presente el abandono o la destrucción. Lugares antaño habitados cuya historia podemos intuir en sus restos. Espacios que fueron vitalidad, alegría y color son ahora vacío y polvo. Un pasado activo que el trascurrir del tiempo ha ido trasformando en olvido. Tres lienzos muy bien resueltos a través de una técnica cercana al hiperrealismo.

    Raúl Álvarez mezcla automatismo y realidad, paisaje exterior e interior con una gran libertad. En su dibujo se intuye una tendencia a la geometrización, a la síntesis de formas y al uso de colores planos. Lugares estáticos que solo mueve la imaginación de las formas orgánicas irreales que inserta en zonas inesperadas, agitando a su antojo la aparente pseudo-realidad que representan sus cuadros.

    Una acuarela y un dibujo con lápices de color son las dos impresionantemente bien resueltas y bellas obras de María del Mar García-Largo. Sencillas, sin más pretensiones que el propio atrevimiento del uso de una técnica hiperrealista realizada con amplia soltura. El paisaje en ambas es secundario, mero escenario en el que los protagonistas son, porque ni racimo ni planta actúan en este escenario, ni fingen, solo son.

    Por último, los óleos de Pedro Carchenilla mantienen la armonía en los valores medios y tonos tierra cálidos que escoge. En los tres se mezclan fantasía y realidad. La realidad aparece como el lugar impuesto que ocupa la mayor parte del espacio, en el que se esconde e intuye un mundo creativo muy personal de formas que se asemejan a algo y quizá no sean exactamente nada, porque todavía no se han revelado. Objetos inexistentes aun situados en los lugares de la imaginación que parecen esperar la eclosión que los ubique en el sitio que el destino quiera otorgarles.

    Es muy probable que nada de lo aquí descrito sea más que una interpretación tan libre como alejada de lo que sus autores quisieron expresar. Es simplemente un análisis muy personal de lo que veo. Una lectura consciente de lo que el inconsciente deja ver. Ni siquiera mis cuadros partieron de un planteamiento predefinido, pero sí que vi entonces, igual que corroboro ahora, que así como la escritura automática revela una suerte de sinceridad, el dibujo automático también muestra el interior, al menos sí el mío. En fin, disculpad mi atrevimiento si nada responde a vuestras realidades.

    Pilar Rodríguez Fernández

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    1. Pedro Carchenilla Gómez24 mayo, 2020

      Conmigo acertaste de pleno y creo que es porque tienes una mente abierta que es capaz de descifrar los códigos de cada personalidad. Cómo dices de tus dibujos, es algo que tenemos dentro y sale, eso nos define, nos dice la verdad sobre nosotros aunque exteriormente queramos ocultarlo.

      El arte no se puede ocultar, no miente, y no filtra, es como es y como es su autor.

      Muchas gracias por tus comentarios Pilar, a riesgo de meterme en líos creo que todos son muy acertados. Te felicito.

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